martes, 29 de abril de 2008

El teatro invita a la reflexión y a la diversión

Teatro



¡Se abre el telón, y comienza la función! Cada día el interés de los más pequeños por el teatro, aumenta. Las funciones de teatro ya no atienden solamente a los adultos. El público infantil crece y se muestra muy atraído por esta nueva actividad. El lenguaje, los escenarios, los guiones,…, utilizados en el teatro infantil, cada día consiguen transmitir sentimientos, valores, y se transforma en una gran herramienta educativa para los niños. Hay muchas ofertas en el mercado para satisfacer la gran demanda.

Qué aporta el teatro infantil a los niños

El teatro se ha convertido en una gran herramienta de aportes invalorables. De una forma inmediata y amena, conecta al niño con el mundo del arte y le abre las puertas de la sensibilidad estética, de la reflexión, de la capacidad de emocionarse, reírse y llorar, de comprender diferentes visiones y realidades de la vida y del mundo. Abre las puertas al conocimiento, a la cultura y a historias sin fronteras. Al mismo tiempo que el teatro invita a los niños al pensamiento y a la reflexión, también los atrae a la diversión.

El teatro es un lenguaje que trabaja con la literatura, la música, la pintura, la danza, el canto, y el mimo. A través de esos elementos, una buena obra de teatro produce admiración, excitación y deseo de volver a verla.

El teatro es una buena alternativa para evitar a que los niños no estén expuestos todo un fin de semana a la televisión o al ordenador. Como padres responsables, debemos vigilar el tiempo libre de nuestros hijos, guiarlos y motivarlos a participar en actividades saludables y entretenidas. Llevarlos al teatro es una buena opción.

Por qué llevar a los niños al teatro

Los niños no deben ser llevados al teatro solamente para que no estén todo el día entregados a la tecnología. El teatro les abre las puertas a la creación, al cuento, y a la historia. Las experiencias del sentido, de la atención, visión, y auditivas, aportan una riqueza artística y cultural a los niños.

Existen diferentes tipos de obras infantiles. Los cuentos clásicos, las obras musicales, las distintas danzas, son algunos de los estilos que ofrece el teatro infantil y seguramente los niños se sentirán más atraídos por una o por otra. El teatro hace con que el niño ejercite su propio pensamiento al esforzarse para entender lo que quiere decir la obra.

La mejor edad para empezar a llevar a los niños al teatro es a partir de los 3 o 4 años. Al principio, ellos tendrán dificultad para entender lo que se quiere decir en la obra. Cuando son muy pequeños, es recomendable que antes de llegar al teatro, les expliquemos cómo es el teatro, qué obra verán, los actores, y en que se difiere el teatro de la televisión o del cine, por ejemplo. A medida que van creciendo, los niños se van enterando más. Lo importante é que lleves a tu hijo a ver, siempre, una obra que está dirigida hacia su edad, y así lograr un interés y una atención adecuados.
Esta entrada ha sido creada por Ana Martín García.

El buho, el sol y la luna

Autor: Ray Respall Rojas

PERSONAJES:

NARRADOR

EL BUHO

LA LUNA

EL SOL

EL LOBO

EL GRILLO

EL POETA

UNA PAREJA DE ENAMORADOS.

ESCENA 1:

Es de noche y el Búho se acerca volando a la Luna. Al fondo, los enamorados conversan, el grillo toca un violín, el lobo aúlla y el poeta escribe.

NARRADOR: Una noche, la Luna le dijo al Búho:

LUNA: Búho, tengo un plan perfecto: ¡cuando amanezca, ocuparé el lugar del Sol! Así iluminaré por los días y por las noches, y me dedicarán todos los versos y las canciones... seré el astro más importante.

BUHO: Luna, eso es una locura. En vez de ser tan avariciosa, dedícate a inspirar al lobo, al grillo, al poeta, a los enamora­dos (los va señalando)... a adornar el cielo de noche con tu brillo.

LUNA: ¡Bah! El único loco aquí eres tú, ya verás como todos me aplauden cuando salga a brillar por el día.

(El Búho se retira a una esquina, moviendo la cabeza contrariado)

ESCENA 2:

Ya es la hora del amanecer, el Sol entra en escena estirándose como después de haber dormido; pero la Luna, en vez de retirarse, lo mira de reojo, con las manos en la cintura.

NARRADOR: A la mañana siguiente, cuando llegó la hora del ama­necer, la Luna se enfrentó con el Sol:

LUNA: ¡Fuera, Sol, puedes retirarte! Yo estoy aquí para ocupar tu lugar, así que regresa a tu lecho entre las montañas.

SOL: Bueno, está bien Luna, me voy a seguir durmiendo. (Se retira a un rincón de la escena y se sienta con la cabeza baja, simulan­do dormir)

NARRADOR: Entonces, la Luna comenzó a brillar, pero como su luz era muy fría, regresó la noche y todos volvieron a dormirse, excepto una pareja de enamorados, un poeta y los animalitos nocturnos.

LUNA: (Dirigiéndose a los niños espectadores) Pero, ¿qué ocurre? ¿Por qué todos se van a dormir? Oigan, despierten, ¡soy yo, su amiga la Luna, el más hermoso y perfecto de los astros!

NARRADOR: Pero nadie le hacía caso a la Luna. Como casi todos dormían, la Tierra se veía muy aburrida. Los que estaban despier­tos comenzaron a protestar:

LOBO: ¡Auuuu! Luna, has sido muy egoísta con el Sol, ¡déjalo salir de nuevo a alumbrar el día o nunca más te aullaré!

GRILLO: ¡Crii-Crii! El lobo tiene razón, Luna, por tu avaricia hay muchos animalitos que no ven, las flores no se abren, (señalando al público) ¡Mira, los niños tienen frío! Si sigues tan empecinada nunca más te tocaré una canción con mi violín.

POETA: Luna-Lunera, si no ocupas tu lugar nocturno me voy a aburrir de tí y ya no te escribiré más versos. ¿No te das cuenta de que tu misterio está en que apareces sólo en las noches? Si te veo cada vez que miro al cielo ¿cómo me voy a inspirar?

ENAMORADA: (A su novio) Mi amor, ya me estoy cansando de ver la Luna, me está entrando sueño. ¿Verdad que es aburrido ver el mismo astro todo el tiempo?

ENAMORADO: Tienes razón, mi vida...(Volviéndose enojado hacia la Luna, que ya tiene el rostro entristecido) Luna, ¡esconde tu rostro o nunca más mi amada se asomará al balcón para oír mis canciones!

LUNA: (Ocultando la cara entre las manos) ¡Qué verguenza siento, qué verguenza! Las cosas me están saliendo al revés de lo que pensé. Nadie me quiere, (mirando a su alrededor) ¿dónde estará mi amigo el búho? ¡Búho! ¡Búho!

BUHO: (Sale de su esquina volando) ¡Aquí! Aquí estoy Luna, viendo el desastre que has ocasionado. Recuerda que te lo advertí.

LUNA: Lo sé, mi gran amigo, pero yo fui una cabecidura y no seguí tu consejo. Ahora estoy arrepentida y quiero ir a buscar al Sol, ¿me acompañas?

BUHO: ¡Claro, vamos! (Se alejan de la mano en busca del Sol mientras los otros personajes se sientan y empiezan a cabecear o a mostrar señales de aburrimiento).

ESCENA 3:

Los demás personajes quedan atrás. La Luna y el Búho se acercan al Sol y lo sacuden con suavidad, pero este se resiste a despertar.

NARRADOR: Cuando lo encontraron, el Sol estaba muy débil, casi agonizando, porque había mucho frío para él.

LUNA: ¡Despierta, solecito! Por favor, perdóname y vuelve a iluminar por los días, que yo estaré muy feliz de reflejar tu luz en las noches.

SOL: (Incorporándose con mucho trabajo) Me temo que no podré Luna, estoy apagándome, no tengo fuerzas. Mira, mi luz es como la de los atardeceres.

BUHO: ¡Esto no puede pasar! ¡El Sol no puede apagarse! Buscaré una solución. (dirigiéndose al público) Espérenme, que ya vuelvo. (Hace ademanes de volar, corriendo por todo el escenario y gritando) ¡Despierten, vamos, despierten! ¡Hay que darle ánimos al que rido Sol para que vuelva a iluminar con fuerzas! (Despierta a los demás personajes y anima, con la ayuda de ellos, a los niños del público a hacer un coro) ¡Vamos, amiguitos, llamen al Sol para que brille! ¡Sol! ¡Sol! ¡Sol!

CORO: ¡Sol! ¡Sol! ¡Sol!...

(El Sol empieza a tomar fuerza con la llamada de todos y va de la mano de la Luna, a ocupar el centro de la escena; allí abre los brazos y sonríe.)

LUNA: ¡Vamos querido Sol, brilla para todos! (Y se retira a un rincón, donde se sienta, con el rostro sonriente.)

(El Búho, el Lobo, el Grillo y los Enamorados hacen señas de hacer silencio y señalan al Narrador, que se para junto al Sol)

NARRADOR: Y el Sol se sintió tan contento, que brilló con mucha más fuerza y todo volvió a la normalidad... Desde entonces, la Luna cumplió su tarea nocturna y el Sol la suya. De lo que pasó ese día se enteraron muy pocos, porque casi todos se quedaron dormidos cuando la Luna quiso ocupar el lugar del Sol. (Señala al Búho) Yo estaba dormido, pero el Búho me lo contó, y ahora yo le pregunto a este amigo sabio: ¿Cuál es la Moraleja de esta histo­ria?

BUHO: Pues que CADA CUAL DEBE ESTAR ORGULLOSO DE SER COMO ES Y NO ANSIAR LO DE LOS DEMAS. ¡Hasta la próxima, amiguitos! (Hace una reverencia y dice adiós, acompañado por los demás actores)

FIN

entrada realizada por: Teresa Molina Mérida

ARCO IRIS

(El escenario es el cielo. Hay 3 ángeles vestidos de blanco y adornados con alas y una corona dorada que suspende sobre sus cabezas. Junto a ellos, está el Ángel jefe, que se diferencia de los otros por sus ropajes azul celeste. A la altura de las rodillas hay nubes, y al fondo ocupando gran parte del escenario central, está situado un arcoiris)

Jefe: (Pasando un dedo por el arcoiris) El arcoiris está sucio, ¿pensáis que así lo van a poder ver los mortales de abajo con claridad?

Angel 1: Así quedará más (AQUI SE CORTA)

Angel 2: Y si lo hacemos más tarde, los mortales tendrán dos épocas de lluvia.

Jefe: ¡Lo podéis hacer como os dé la gana! Pero si vuelvo a pasar, que volveré, y lo encuentro igual, id pensando en un cambio de destino. En vez de limpiar el arcoiris os encargaréis de sacar brillo hasta la última de todas las estrellas. Así que ya los sabéis. (Se va por la derecha)

Angel 1: (Imitándole) “Os haré limpiar hasta la última estrella”

Jefe: (Voz de) Te he oído, lo tendré en cuenta.

Angel 3: Siempre lo mismo, cuando no es limpiarlo es volverlo a pintar, cuando no, pulirlo, siempre estamos igual

Angel 2: Tampoco está tan mal nuestra labor, no hay muchos días al año en los que aparece el arcoiris

Angel 3: Sí pero los demás Ángeles no hacen casi nada, compara eso con nuestro trabajo.

Angel 1: Además, seguro de que abajo en la tierra ni se enteran de si lo limpiamos o no.

Angel 3: Algunos creen que al final del arcoiris hay una olla llena de monedas de oro

Angel 2: Sí, claro, ¿Y tu crees que la gente se cree eso?

Angel 1: Eso solo sale en los cuentos

Angel 2: Los hay que se creen cosas peores

Angel 3: Sí, los hay que creen que se produce cuando la luz del sol atraviesa unas partículas de agua en suspensión.

Angel 2: Los hay burros.

Angel 3: Míralo, la verdad es que es bonito: Rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta.

Angel 1: ¿Añil? ¿Qué es añil?

Angel 2: Es una especie de azul marino es este color de aquí. (Lo señala)

Angel 1: ¿Sabéis lo que os digo? ¡Que ya está bien!, ¿No hacen huelga los mortales? Pues a hacer la huelga del arcoiris.

Angel 2: Sí, que te crees que nos iban a dejar mucho tiempo a manifestarnos

Angel 3: Al día siguiente nos tienes sacando brillo a las estrellas

Angel 1: Pues lo robamos

Angel 2: ¿Cómo que lo robamos?

Angel 1: Pues que lo robamos, que lo hacemos desaparecer.

Angel 2: Ya, ¿Y dónde lo escondemos?

Angel 1: Un buen sitio sería esconderlo detrás de la luna cuando es de día y detrás del sol cuando es de noche.

Angel 2: Me parece que tú has visto muchas películas

Angel 1: No, cuando llegué aquí arriba todavía no se había inventado el cine

Angel 2: Ah, perdona

Angel 3: Oye, pues a mi no me parece tan mala idea, así por lo menos nos libramos de trabajar como lo hemos hecho hasta ahora.

Angel 2: Pero si no hemos dado golpe en todo este tiempo

Angel 3: Bueno, pues para no tener que hacerlo en un futuro.

Angel 1: Venga, no se hable más vamos a cogerlo

(Angel 1 y 3 cogen el arcoiris, cada uno de un extremo)

Angel 2: Un momento, ¿Qué hacéis? Yo todavía no he dicho que está de acuerdo

Angel 3: Somos mayoría

Angel 2: Pero bueno, o sea que no cuenta para nada lo que yo pueda decir y... (Salen los tres, llevándose el arcoiris por la derecha. Entra por la izquierda el Jefe Ángel cuando no hay nadie en el escenario)

Jefe: ¿Dónde estarán? Bueno, veo que por lo menos han decidido llevarse el arcoiris al túnel de lavado. Así me gusta que cumplan mis indicaciones con precisión.

(Sale por donde ha entrado el Jefe Ángel. Los tres Ángeles vuelven a entrar por la derecha)

Angel 1: ¿Ves como no ha resultado tan difícil? ¡Misión cumplida!

Angel 3: Parecemos los Angeles de Charlie.

Angel 1 y Angel 3: (Juntándose en posición de agentes secretos tararean la canción de los Ángeles de charlie) Tarararáaaa ra raaaaaa, ta ra ra raaaaaaaa....

Angel 2: Pues no le veo la gracia, como nos pillen se nos va a caer la corona.

Angel 1: Tranquilidad, hay que tener tranquilidad. Piensa ¿Qué puede pasar?.

(Se oye un trueno seguido de lluvia.)

Angel 2: Por lo pronto me parece que lo sabremos enseguida

Angel 3: (Mirando hacia abajo) Está lloviendo de lo lindo

(Se suaviza el ruido de la lluvia)

Angel 1: (Mirando arriba)Y ahora sale el sol

Angel 2: Sí, y ahora ya sabéis lo que se supone que tiene que salir ¿no?

Angel 1: ¿Los caracoles?

Angel 2: ¡El arcoiris, payaso, el arcoiris!

Angel 3: La gente está mirando hacia aquí

Angel 1: Escondéos que nos van a ver (Se agacha)

Angel 2: Pero, ¿Quieres levantarte? Quien nos va a ver a kilómetros de distancia

Angel 1: Pueden usar telescopios

Angel 2: (Le da una colleja) ¡Toma!, por replicarme.

Angel 3: Parece que entre todos han cogido algo y lo están levantando

Angel 1: ¿Qué será?

(Aparece en el escenario como si hubiese subido de abajo, la parte final de una escalera, cuya parte inferior es tapada por las nubes)

Angel 2: Una escalera, es una escalera

Angel 3: Mirad está subiendo alguien

Angel 2: ¿Lo veis? Ya está, os lo dije, vienen a preguntar por el arcoiris, ¿ahora que hacemos?

Angel 3: Vamos a esperar que suba a ver que quiere

Voz: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!

(Se oye un CRASH)

Angel 1: Uy que resbalón más tonto que ha tenido

Angel 2: Los hay que no tienen suerte

Angel 3: Mirad, ahora sube otro.

Angel 1: Este parece que sube con más salero.

Angel 3: Está apunto de llegar

(Aparece la parte superior del cuerpo, como subiendo de una escalera de un bombero)

Angel 1: Buenos días.

Bombero: Vengo, arf.... en representación de la tierra. Pertenezco al cuerpo de bomberos y he subido para ver que ha pasado con el arcoiris.

Angel 3: ¿Arcoiris? No sé por aquí no hemos visto ningún arcoiris.

Bombero: Es que hace un rato estaba y ahora no lo vemos y queríamos saber si lo pueden traer.

Angel 1: Lo que pasa es que lo hemos tenido que llevar a pintar los colores que estaban muy viejos

Bombero: Pero si cuando estaba hace unos minutos tenía los colores en perfecto estado.

Angel 3: La niebla, con la niebla no se puede ver bien el arcoiris y parece que no está.

Bombero: ¿Y por qué aquí que no hace niebla sigo sin verlo?

Angel 3: ¡Vaya!.

Bombero: Me parece que aquí algo se está cociendo.

Angel 2: ¡Está bien! ¡Ya no aguanto más! Os lo dije, os dije que nos pillarían.

Angel 1: ¿Quieres callarte?

Bombero: ¿Habéis robado el arcoiris? ¿Os habéis atrevido a robar el arcoiris?. Esto no va a quedar así, ahora mismo bajo a la tierra para hablar con el Papa para que comunique la noticia a vuestros superiores, os vais a enterar de lo que vale un peine.

Angel 3: Me temo que no va a poder hacerlo

Bombero: ¿A no? Y ¿Quién me va a impedir hacerlo? ¿Tú?

Angel 3: No, la justicia.

Bombero: ¿La justicia? ¿Con que ley?

Angel: Con la de la gravedad (Empuja la escalera y el bombero cae hacia atrás)

Bombero: Os acordaréis, ahhhhhhh!!!! CRASH!!!

Angel 2: ¡Animal! ¡Eres un animal!

Angel 3: Y que tenía que hacer ¿Qué se chivase?

Angel 1: Eso, porque hablando de chivatos, no sé porqué has tenido que decirle nada.

Angel 2: No hacía falta que le dijera nada, lo estaba averiguando él solito.

Angel 1: Ya, y tú por si acaso no lo resuelve le hechas una mano ¿no?

Angel 2: Ya sabes que cuando vivía era profesor, no lo puedo remediar.

Angel 1: Que gracia me hace, me muero de risa Ja, ja (Con evidente ironía)

(Se empieza a oír un helicóptero)

Ángel 3: ¿Qué es ese ruido?

Ángel 2: Un helicóptero

Angel 1: ¡Mira viene de allí! (Señala hacia la izquierda)

Angel 3: Está bajando alguien

Angel 2: ¿Veis? ¡Problemas, ahora todo van a ser problemas!

(Aparece por la izquierda un policía que porta una pistola)

Policía: ¡Alto! ¡Manos arriba! ¡Y alas, por si acaso!

Angel 1: (A los ángeles) Esperad, yo me ocupo de esto. (Al policía) A ver, identifíquese.

Policía: Agente del cuerpo especial de policía número 457 B (enseña una placa)

Angel 1: Vaya, así que usted es policía ahí abajo ¿no cree que se ha saltado su jurisdicción? Vamos, que esto se sale un poco de su zona.

Policía: Mi zona es de 100 hectáreas alrededor de la ciudad, y como nadie me ha dicho nada, imagino que también sobre todo lo que esté encima o debajo de esa área.

Angel 1: ¿De qué se nos acusa agente?

Policía: De apropiación indebida del arcoiris según consta en el artículo 48 del segundo apartado del derecho penal.

Angel 1: Agente, ¿me permite un par de preguntas?

Policía: Por supuesto, adelante.

Angel 1: Esto de aquí (se señala las alas) ¿Para que sirven?

Policía: (Un poco asombrado por la pregunta) Pues... para volar, vamos, supongo, todas las alas son para volar.

Angel 1: Y ¿Me puede responder de que están hechas las nubes?

Policía: Pues de vapor de agua. Sí, de vapor de agua procedente del mar que se condensa en el aire.

Angel 1: Muy bien, Y mi última pregunta, si esto es vapor de agua y los ángeles tenemos alas que sirven para volar ¿Cómo es que usted se está manteniendo en el aire?

(El policía ante la pregunta mira con tristeza al público y cae al vacío)

Policía: ¡¡¡¡¡AAAAAAAAAHHHHHHHHHH!!!!! CRASH!!!

Angel 1: ¿Veis?, la lógica cae por su propio peso.

Angel 2: Dios mío, ya nos hemos cargado a dos humanos ¿Qué vamos a hacer ahora?

Angel 3: La verdad es que se nos está complicando el problema, creo que lo mejor sería devolver el arcoiris a su sitio.

Angel 1: ¿Y rendirnos tan pronto? Ni pensarlo

Angel 2: (Con ironía) Claro que no, aún queda más gente que cargarse ¿no?

Angel 1: Tampoco es para ponerse así, vamos digo yo.

(Entra el Jefe de los Ángeles)

Jefe: ¡A ver! ¿Qué es lo que sucede? Oigo mucho escándalo por aquí.

Angel 2: Esto... nada, no sucede nada. ¿Qué tendría que suceder?

Jefe: ¿Y el arco iris? ¿dónde está?

Angel 1: Lo estamos limpiando un poco.

Angel 3: Lo hemos puesto bajo la lluvia y así nos facilita la tarea.

Jefe: ¿Bajo la lluvia? ¡Si estamos en la nube más alta? ¿Se puede saber dónde está el arcoiris?

Angel 2: ¡Ya está bien! ¡No aguanto ni un minuto más! ¡Lo hemos robado! ¡Hemos secuestrado el arcoiris!

Jefe: ¡Pero que estás diciendo!

Angel 1: ¡Chivato!

Angel 3: No lo hemos hecho aposta (con voz inocente)

Jefe: ¡Ya ajustaremos cuentas después! ¿Dónde lo habéis escondido? Yo mismo iré a buscarlo.

Angel 2: Un poco lejos de aquí.

Angel 3: Má bien bastante lejos.

Angel 1: Yo diría que lejísimos.

Jefe: Me importa un comino ¿Me vais a decir dónde lo habéis escondido o no?

(Los tres ángeles niegan con la cabeza, cuando aparece por la derecha el diablo arrastrando el arcoiris)

Diablo: ¿Quién demonios ha metido esta cochinada en la olla de los pecadores?

Jefe: ¿Qué diablos hace el diablo con el arcoiris? ¿No habréis...?

Diablo: Vaya, vaya... Qué tenemos aquí... tres lindos angelitos y nada menos que el gran jefe de los ángeles.

Jefe: Sí, y ya nos puede ir devolviendo nuestro arcoiris

Diablo: mmmmm, que poco educado. Se te ha olvidado decir la palabra mágica

Angel 1: ¿Por favor?

Diablo: No, ya la he cambiado. Ja, ja, ja.

Angel 2: ¿Abracadabra?

Diablo: ¡Demonios! ¿Cómo lo has sabido?... ¡Me da igual! Habéis metido esta cosa en mi territorio y ahora me pertenece y no os la daré.

Angel 3: Si sigue portándose así lo llevarán al infierno.

Angel 2: ¿Quieres hacer el favor de no decir tonterias?

Jefe: Exijo que nos lo devuelva, es algo que pertenece al cielo

Diablo: ¿Qué tú me exijes a mí? ¿Qué tú me exijes a mí?. Soy el mayor diablo del infierno, el vizconde de las tinieblas, la pesadilla de todo el que ha habitado alguna vez el averno ¿Y tú me exijes a mí, lagartija alada con corona? ¿Angelucho de pacotilla?

Jefe: Las normas son las normas

Diablo: Eso mismo, las normas son las normas, y como he encontrado esto en MI territorio, en estos momentos me pertenece. Porque me parece a mí que no he sido yo el que lo ha cogido y lo ha llevado allí ¿no?

(Los ángeles se miran y no contestan).

Diablo: Lo dicho, a partir de ahora el arcoiris es solo mío, y se acabó esa cursilería de cuando llueva salga esta cosa ñoña de absurdos colores estúpidos en el cielo. A partir de ahora lo primero que haré será pintarlo de negro carbón, y cada vez que haya un terremoto y un volcán haga erupción, lo que verá la gente surgir de la tierra será el arcoiris carbonizado. ¡Eso sí será espectacular!

Angel 1: ¡No puede hacer eso!

Diablo: Pues mira tú por donde que lo voy a hacer, a no ser que me deis algo a cambio...

Jefe: ¿Qué es lo que quieres?

Diablo: ¿Qué podéis ofrecerme?

Angel 2: ¿Oro?

Diablo: No lo necesito

Angel 1: ¿Otro arcoiris?

Diablo: Tengo el que quiero

Angel 3: No sabemos que es lo que darle.

(Entran por la izquierda el bombero y el policía)

Bombero: Muy buenas, nos han dicho que aquí encontraremos la paz eterna.

Policía: ¡No es posible! ¡Son esos malditos ángeles!

Diablo: ¡Ya está! ¡Quiero las almas de esos dos!

Angel 2: ¡Hecho!

Angel 3: ¡Lléveselo!

Angel 1: ¡Ya tarde!

Jefe: Está bien, haremos ese trato, necesitamos el arcoiris, puede llevárselos.

(El diablo les lanza una cuerda imaginaria y tira de ellos llevándoselos)

Policía: ¡Noooooo! ¡Os acordaréis de estaaaaaa!

Bombero: ¡Volveremoooooos!

Diablo: Eso, eso, chillad, chillad fuerte que vais a chillar todavía más abajo.

(Desaparecen por la derecha)

Angel 1: Bueno al final todo ha salido bien ¿no?

Angel 2: Ya tenemos el arcoiris

Angel 3: Creo que puede estar muy contento de nosotros.

Jefe: ¡Vamos! ¡Andando! ¡A limpiar todas las estrellas! ¡Las quiero ver bien limpias! ¡Vamos! ¡Vamos!

(Les golpea en el trasero con un látigo imaginario mientras desaparecen por la izquierda)

Angel 3: ¡Ay!

Angel 2: ¡Uy!

Angel 1: ¡Que nos dueleeee!

FIN

Esta entrada ha sido realizada por Ana Martín García.



BLANCANIEVES

Francisco Javier Bernad Morales

PRIMER ACTO

(Salón de un castillo. El rey está sentado en el trono)

Rey: ¡Qué aburrido es gobernar! (bosteza ruidosamente)

Siempre con preocupaciones,

con decretos que firmar,

pero dejaré el trabajo

que ya es hora de cenar.

¡Cocinero! ¡Cocinero!

(Entra un cocinero por la izquierda)

Cocinero: ¿Qué deseáis, Majestad?

Rey: Rápido, trae la cena.

Cocinero: Como mandéis (se vuelve y da dos palmadas)

¡Pinches, la cena real!

(Entran dos pinches por la izquierda. Llevan una gran bandeja en la cual sólo hay una cebolla)

Rey (indignado) ¿Cómo? ¿Es esto mi cena?

Cocinero: Los precios han subido

y el dinero no nos llega.

Pinche : Así es. La carne está por las nubes.

Pinche 2º: Y el pescado no digamos.

.

Rey (amenazador) ¡Fuera! No quiero veros.

(El cocinero y los pinches se retiran al extremo de la izquierda. En adelante fingirán que trabajan, pero estarán atentos a la conversación del rey)

Rey: Llamaré a mi tesorero

¡Venid, don José, venid!

(Entra el tesorero por la derecha. Lleva un gran rollo de pergamino)

Tesorero: ¿Llamabais, Majestad?

Rey: Sí. Quiero saber como están las cuentas.

Tesorero: Bien. Si atendemos a la evolución del IPC,

a las recomendaciones de la UE

y consideramos las directrices del FMI...

Rey (le interrumpe furioso): Has de saber que sólo puedo cenar una cebolla.

¿A qué se debe eso?

¡Ah!, y como soy rey moderno,

quiero las cuentas en euros.

Tesorero (desenrolla el pergamino): Empezaré por los gastos.

En banquetes, cien mil euros,

otros diez mil en bailes,

ocho mil en peluquero,

sesenta mil en sastre...

Rey: Son los gastos del gobierno.

No me aburráis más,

pasemos a los ingresos.

Tesorero: Bien fácil es esta cuenta,

pues los ingresos son cero.

Rey: ¿No se obedeció mi orden

de crear nuevos impuestos?

Tesorero: El pueblo ya no tiene qué comer.

Rey: Entonces, ¿quién tiene dinero?

Tesorero: Sólo la nobleza es rica.

Rey: Retiraos. ¡Conde Gualberto!,

¡también vos, don Filiberto!,

ante mí acudid presto.

(Se retira el tesorero por la derecha. Por el mismo lugar entran el conde Gualberto y el vizconde Filiberto. El primero porta una espada y el segundo un hacha. Se inclinan profundamente ante el rey).

Gualberto: ¿Un dragón devasta el reino?

Filiberto: ¿O es que la fiera corrupia

devora gente de nuevo?

Gualberto: Contad para exterminarlos

Con la espada de Gualberto.

Filiberto: Y el hacha de Filiberto.

Rey: No. Nada de eso.

Sólo quiero que me deis

un poquito de dinero.

Gualberto: Mandadme conquistar Constantinopla

o, si preferís, la Mongolia.

Os juré fidelidad y mi ser os pertenece,

mas mis riquezas son mías,

las amo más que a mí vida.

Filiberto: Con el debido respeto,

igual que mi hermano pienso.

Y si queréis un consejo

sin dudar os lo daré,

pues eso es gratis, señor.

Majestad, debéis casaros.

Gualberto: La duquesa Federica,

nuestra muy querida hermana,

está soltera y es rica.

Filiberto: Como la más linda flor,

así es su cara de hermosa.

Gualberto: Es tan grácil y ligera

que parece mariposa.

Pinche 1º (aparte): Pues yo más la considero

pesada como una osa.

Filiberto: Como el más soberbio encaje,

así es de primorosa.

Pinche 2º (aparte): Es mandona y es grosera

y además es vanidosa.

Gualberto: Señor, si os casáis con ella

cenaréis carne y pescado.

Filiberto: Y jamás os faltará

dinero para el asado.

Gualberto: Y la princesa tendrá

una madre muy amorosa.

Cocinero (aparte): Este rey es un becerro,

se la están dando con queso.

SEGUNDO ACTO

(Salón del castillo. Federica está sentada en el trono. Junto a éste hay un gran espejo)

Federica: La boda se ha celebrado

y, puesto que el rey es memo,

tengo en mis manos el reino,

yo lo gobierno a mi antojo,

todos hacen lo que quiero

y si alguno no obedece,

en la cárcel yo lo encierro.

(Entran dos damas por la izquierda)

Dama 1ª: ¡Qué hermosa estáis, Majestad!

Dama 2ª: Nunca se vio tal beldad.

Federica: Muchas gracias, Genoveva,

también a vos, Berenguela.

Dama 1ª: Dicen algunos malvados

que la princesa es más bella.

Dama 2ª: Tan infame comentario

he escuchado en el mercado.

Federica (enfurecida): ¿Blancanieves más hermosa?

Quien lo diga será reo

de traición y de perjurio,

o será corto de vista

o tendrá muy poco seso.

Mas para salir de dudas,

consultaré con mi espejo.

Dama 1ª: ¡Muy bien dicho, Majestad!

Dama 2ª: ¡Habláis con autoridad!

(Federica se acerca al espejo, se mira de frente, de costado, se da la vuelta, levanta los brazos, pone las manos en la cintura)

Federica: Espejito, espejito,

tú que eres el más listo,

dime si acaso es verdad

que una estúpida princesa

me supera en la beldad.

Espejo: Te conozco, Majestad

y te quisiera engañar,

pero en algo te equivocas,

además de ser más bella,

Blancanieves ta aventaja

también en inteligencia,

no digamos en bondad...

Federica (fuera de sí): ¡Basta maldito espejo!

Y pensar que por ti di

mas de mil maravedís,

mi sortija de rubí

y un ramito de alhelí.

(Federica se quita el zapato y golpea al espejo, que huye despavorido por la derecha)

Dama 1ª: ¡Qué espejo más descarado!

Dama 2ª: Y además maleducado.

Federica: ¿Es más bella la princesa?

Pues será por poco tiempo.

Ven aquí, mi buen Gilberto.

(Entra Gilberto por la derecha. Lleva un arco en una mano y unas flechas en la otra. Saluda con una reverencia)

Gilberto: ¿Queréis que vaya a cazar

una liebre o un conejo?

¿O preferís un gran ciervo?

¿Qué queréis para cenar?

Federica: Algo te mando matar,

pero no para cenar,

tampoco para almorzar...

Gilberto: ¿Aperitivo quizá?

¿Una paloma torcaz?

Federica: Todos los hombres son tontos,

Éste supera a mi esposo.

Quiero que vayas al bosque,

que lleves a la princesa,

y cuando huela las flores

o cuando recoja setas,

con puñal o con ballesta,

la sacudas un buen golpe

y en el suelo quede muerta.

Gilberto (horrorizado) ¡Majestad...!

Federica: ¿Cómo? ¿Vacilas?

Obedece y te daré

para el fútbol un abono,

una casa en Torrevieja

y hasta un saquito de oro.

Mas si no cumples haré

que las pirañas del foso

te devoren todo entero

y que no quede ni el gorro.

Dama 1ª: ¡Muy bien dicho, Majestad!

Dama 2ª: Sois igual que vuestra madre,

que nos mandó envenenar

al pobre de vuestro padre.

TERCER ACTO

(Bosque. Árboles, flores, setas, en el centro una pequeña casa con una silla delante de la puerta. Por la derecha entran Gilberto y Blancanieves).

Blancanieves: ¡Qué flores tan olorosas!

¡Ay, qué fresas tan sabrosas!

¡Qué setas más venenosas!

(Blancanieves se agacha para coger flores. Gilberto saca el puñal)

Gilberto: Aprovecho que no mira

y le clavo la puntilla.

Mas ¿qué pasa? Yo no puedo

asesinar a una niña.

Ya me lo dijo mi madre,

que con mi buen corazón

nunca a rico llegaría.

(Blancanieves se levanta y ve a Gilberto con el puñal en la mano)

Gilberto (casi llorando): ¡Perdonadme, mi princesa!

La reina me lo ha ordenado,

pero soy un hombre honrado

y no quiero asesinaros.

Allí se ve una casita

donde podéis refugiaros.

Volveré solo al castillo

y diré que os he matado.

Blancanieves: Caramba con Federica.

Tan buena que parecía.

(Gilberto se marcha por la derecha y Blancanieves se acerca a la casa)

Blancanieves: Pues esta debe de ser

la casa de los enanos.

Las camas sin hacer,

la cocina sin fregar,

los platos sin recoger,

un pantalón sin lavar

y hasta el suelo sin barrer.

Son unos enanos guarros.

(Entran los enanos por la izquierda con sus palas y sus picos)

Enano 1º: Si no me equivoco...

Enano 2º: Tenemos visita.

Enano 3º: Parece enfadada

Enano 4º: Con qué cara mira.

Enano 5º: No hemos hecho nada

Enano 6º: Vámonos deprisa.

Enano 7º: No nos salva nadie.

Blancanieves: ¡Vaya enanos sinvergüenzas!

Sois una banda de vagos.

Sabed que soy la princesa

y que me quieren matar.

Me tengo, pues, que ocultar,

mas no me puedo quedar

en la casa como está,

así que barredla ya.

Tú plancha,

tú lava,

tú ordena,

tú friega,

vosotros

haced la cena.

Yo me siento a descansar

porque con tanto mandar

me comienzo a fatigar.

(Los enanos se afanan en el trabajo. Blancanieves se sienta. Enseguida aparece el príncipe por la derecha. Camina lentamente y tarda en ver a Blancanieves)

Príncipe: No debí venir al bosque

y además sin escudero.

Ahora no sé por dónde

podré volver a mi reino,

se me acabó la comida,

mi mal no tiene remedio,

siento que voy a morir...

Mas una casita veo,

me acercaré y pediré

cualquier cosa menos queso.

(Se aproxima a la casa y ve a Blancanieves)

Príncipe: ¡Qué muchacha más hermosa!

¡Buenas tardes, señorita!

Si fueseis tan bondadosa

de socorrer a un hambriento

con un poco de jamón

y otro poquito de vino,

cuando volviera a mi reino

mandaría que os trajeran

de regalo una esmeralda

del tamaño de un melón.

Blancanieves: No nos queda ya jamón,

pero os invito a cenar.

(a los enanos) ¿Lo habéis escuchado bien?

Poned un cubierto más.

Príncipe: Gracias por vuestra bondad.

Después de cenar me iré,

pero pronto volveré.

Blancanieves: Aquí yo os aguardaré

a la esmeralda y a vos.

CUARTO ACTO

(Salón del castillo. Federica está sentada en el trono igual que en el segundo acto. A su lado, el espejo).

Federica: Problema solucionado,

he matado a Blancanieves

y aquí nadie se ha enterado.

A ver que dice el espejo,

espejo desvergonzado.

(Se acerca al espejo)

Espejito, espejito,

tú que eres el más listo,

dime si acaso es verdad

que una estúpida princesa

me supera en la beldad.

Espejo: Pues mira que eres pesada,

Blancanieves te aventaja

en hermosura y bondad,

en casa de los enanos

muy alegre viviendo está.

Federica: No te doy un zapatazo

porque tengo mucha prisa.

El cazador me ha engañado.

Blancanieves está viva.

Eso pasa por ser buena

y pagar adelantado.

No queda duda, yo misma

tendré que hacer el trabajo.

¡Genoveva! ¡Berenguela!

presto, venid, os espero.

(Entran las dos damas por la izquierda)

Dama 1ª: Buenas tardes, Majestad.

Dama 2ª: ¿La familia cómo está?

Dama 1ª: Me han contado en el mercado

que a la princesa han matado.

Dama 2ª: La condesa Guillermina

se lo dijo a una vecina.

Federica: ¡Basta de hacerse las tontas!

Vuestra ayuda necesito,

pues un veneno maligno

que se mezcle con la sopa,

con el postre o con las tortas,

he de dar a Blancanieves

para ver si ya se muere.

(Las damas salen por la izquierda y vuelven con una olla. La colocan en el suelo y luego se unen a la reina formando un corro. Durante el conjuro, cada vez que mencionan un ingrediente hacen como si lo echaran en la olla).

Las tres: Retipití, tipitá,

el veneno a preparar,

con las lenguas de los gatos

y las patas de los gallos,

un buen salchichón con ajo

y la cola de un lenguado,

con coliflor y con nabo

y con la sangre de un sapo,

pimentón y pan rallado.

Retipití, tipitá,

Blancanieves va a palmar.

Federica: Mil gracias amigas mías.

Ahora una roja manzana

bañaré con esta salsa

y disfrazada de vieja

engañaré a la princesa

Dama 1ª: Nunca se vio, Majestad...

Dama 2ª: Una idea tan genial.

QUINTO ACTO

(La casa de los enanos. Blancanieves está sentada a la puerta)

Blancanieves: Comienzo ya a sospechar

que el príncipe no vendrá,

que una cosa es prometer

y otra muy distinta dar,

y si bien quiso cenar

nunca tuvo la intención

de volver para pagar.

(Entra por la izquierda la reina disfrazada de vieja)

Federica: ¡Hola, joven bondadosa!

Esta pobre anciana llega

fatigada y sudorosa

y necesita un refresco,

naranjada o coca cola.

Si además de ser tan bella

fuerais también generosa.

Blancanieves: Con gusto yo os dejaré

que saquéis agua del pozo.

Perdonad que no os ayude,

mas si trabajo me canso.

Federica: En premio a vuestra bondad

esta manzana tomad.

(La reina le ofrece la manzana. Blancanieves la coge con desconfianza).

Blancanieves: Un poco madura está.

¿No habrá caducado ya?

Federica: Puedes morder sin temor,

sentirás un gran dulzor,

un saludable frescor

y un agradable sabor.

(Blancanieves muerda la manzana y cae al suelo).

Federica (con malvada alegría): Me libré de Blancanieves.

(Por la izquierda entran los enanos. Vienen del trabajo).

Enano 1º: Blancanieves en el suelo.

Enano 2º: Y muy pálida la veo.

Enano 3º: Un síncope o un mareo

Enano 4º: El sentido arebató

Enano 5º: A la princesa del cuento

Enano 6º: Decid, anciana gentil

Enano 7º: ¿Qué ocurrió con Blancanieves?

Federica: ¿Qué sé yo?

Una manzana mordió

y muerta al suelo cayó.

(Entra el príncipe por la derecha. Tarda en darse cuenta de la presencia de los enanos y de la reina).

Príncipe: No sé si debí venir.

Sin esa gran esmeralda

que sin pensar prometí

quizá la bella muchacha

no me quiera recibir.

(Ve a Blancanieves)

Príncipe: Mas ¿Qué veo?

Blancanieves en el suelo.

Enano 1º: Eso ya lo dije yo.

Príncipe: Y muy pálida la veo.

Enano : Repite lo que yo hablé.

Príncipe: Un síncope o un mareo.

Enano 3º: Este príncipe está lelo.

Príncipe: El sentido arrebató.

Enano 4º: ¡Ya no lo aguanto! ¡Pardiez!

Príncipe: A la princesa del cuento.

Enano 5º: Como pregunte a la anciana

le sacudo con la azada.

Príncipe: Decid, anciana gentil.

Enano 6º: Sólo sabe repetir

lo que ya se oyó decir.

Príncipe: ¿Qué ocurrió con Blancanieves?

Federica (enfadada): Eso ya se preguntó.

¡Harta estoy de contestar!

(Sin que nadie lo note entra el rey por la derecha acompañado por el espejo y por un soldado)

Rey: ¿En esta casa decía

que se oculta la princesa?

Espejo: Os lo aseguro.

Rey: Escondámonos aquí

y observemos lo que pasa.

(Se esconden tras unos árboles)

Federica: A la princesa es verdad

que acabo de envenenar

y a vosotros, sin dudar,

porque no me delatéis,

de aquel árbol que allí veis

mañana os haré colgar.

Enano 7º: ¡Madre mía! Si es la reina.

Perdonadnos, Majestad.

(El rey se adelanta al centro de la escena)

Rey: ¿Así que habéis abusado

del tierno amor que os profeso

y mientras que yo confiado

os entregaba el gobierno

a mi hija habéis matado?

Federica: No lo toméis tan a pecho,

que tampoco es para tanto.

Rey (al soldado): Condúcela a una mazmorra,

del castillo la más honda,

registra sus aposentos

y dame todas sus joyas.

Soldado: ¡Date presa, Majestad!

La reina tras una reja,

¡Ay! Qué gran felicidad.

Príncipe: Me han dicho que algunas veces

si se besa a una princesa,

aunque parezca ya muerta,

muy pronto se recupera.

Rey: Nada se pierde en probar.

(El príncipe se inclina y besa a Blancanieves. Ésta abre los ojos y se levanta)

Rey: ¡Anda! Pero si es verdad.

Chicos, ¿os queréis casar?

Blancanieves: No corras tanto, papá,

que lo tengo que pensar.

Enano 1º: Se case o no

Enano 2º: ¿Qué importa ya?

Enano 3º: Volverá a su palacio

Enano 4º: Y viviremos en paz

Enano 5º: Sin nadie que nos mande

Enano 6º: Barrer, limpiar y fregar

Enano 7º: Una alegría tan grande

tenemos que celebrar.

(Todos bailan)

Entrada realizada por: José Daniel Moreno Castillo